Historia y patrimonio

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El municipio de Villatorres nació de la fusión llevada a cabo por Decreto en 1975 entre los municipios de Villargordo y Torrequebradilla, a los que se les unió el núcleo de Vados de Torralba.

Los hallazgos arqueológicos localizados en el término municipal de Villatorres testimonian la presencia humana desde época Neolítica (3000 a.C.). Antes de llegar a Villargordo, junto al antiguo camino, se encuentra el cerro de La Pedriza, con restos de un recinto ibero-romano. De la necrópolis localizada en el Cortijo de la Chica procede una urna funeraria, que apunta al alto nivel jerárquico del personaje ibérico aquí enterrado (Museo Arqueológico Provincial).

Durante la Segunda Guerra Púnica estas tierras fueron escenario de batallas entre los cartagineses y los romanos, al situarse como tierra de frontera entre ambos bandos. Algunos investigadores identifican el núcleo de Torrequebradilla con el nombrado por Plinio y Ptolomeo como “Oringis-Havia”. En época romana proliferaron las pequeñas explotaciones agropecuarias, como testimonian los numerosos vestigios arqueológicos de su entorno.

Durante la ocupación islámica la población se mantuvo dispersa en alquerías, y en época de peligro buscaría refugio en un lugar fortificado, posiblemente el del Cerro de la Pedriza.

Algunos investigadores apuntan a que en Torrequebradilla pudo estar el castillo de Esnader, para cuya conquista partió desde Quesada Fernando III el Santo en 1219. El castillo estaba fuertemente protegido por lo que no llegó a conquistarla hasta 1230. A partir de este momento la población pasó a formar parte de los dominios de la Orden de Calatrava.

Torrequebradilla recibió el título de lealtad y varios privilegios concedidos por Alfonso XI en 1340, por haber asistido a la Batalla del Salado. Permaneció al lado de los Reyes Católicos en la conquista de Baeza, por lo que recibió nuevas mercedes, entre ellas la Carta de Puebla Nueva, por lo que dejaba de pertenecer a la Orden de Calatrava, recibiendo el mismo fuero de Jaén. En el siglo XVII pasó a formar parte del señorío de Don Íñigo Fernández de Córdoba y Mendoza.

En cuanto a Villargordo, tras la conquista cristiana aparece como núcleo realengo, dependiente de Jaén, con su propio concejo. Posteriormente se anexionó a Villardompardo por la merced que hizo Enrique IV en el año 1457 en favor del Condestable de Castilla, don Miguel Lucas de Iranzo, con motivo de su boda con doña Teresa Torres, heredera de Villardompardo. Durante la Edad Moderna Villargordo tuvo gran importancia ganadera, no sólo porque era paso del ganado, sino por las extensas zonas dedicadas a pasto.


Patrimonio histórico

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Iglesia de Nuestra Señora de la AsunciónLa iglesia parroquial de Villargordo, puesta bajo la advocación de la Virgen, recientemente restaurada, conserva la portada renacentista, con arco de medio punto con dovelas de sillería y clave resaltada, sobre la que se sitúa, a eje, un nicho avenarado sin imagen. Alterna en la fachada la mampostería, en su frontal predomina el muro sobre el vano y se cierra mediante un hastial asimétrico con óculo circular. En uno de sus laterales va ubicada una torre de base cuadrada, desproporcionada en su volumen respecto al resto del templo, con elementos neogóticos en su cuerpo superior, como las dobles parejas de esbeltas ventanas con arcos apuntados o los pequeños pináculos de sus esquinas. El crucero va acusado en su exterior por una pirámide octogonal cubierta con teja arábe. En su interior destaca el artesonado mudéjar de madera del coro.


Iglesia de San Francisco de Paula

La iglesia parroquial de Torrequebradilla destaca como el bien cultural más significativo del casco urbano. Consta de nave cubierta a dos aguas con teja árabe; crucero ligeramente acusado, como corresponde a su planta en forma de cruz latina, marcado por una cúpula que en su exterior se cubre a cuatro aguas; y espadaña-campanario, que marca la máxima altura del templo.

 

 


Ermita del Santo Cristo de la Salud

A extramuros del pueblo se levantó entre los siglos XVI y XVII la ermita de Santa Ana, con piedras procedentes de las ruinas ibéricas de Maquiz, convertida, a finales del XIX, en la ermita del Santo Cristo de la Salud. La veneración popular del Cristo titular se relaciona con una mortífera epidemia de peste que asoló la localidad en 1833, hasta que los vecinos acordaron sacar la imagen del Crucificado en procesión con lo que remitió la epidemia y los enfermos sanaron. En acción de gracias se remodeló la ermita, cuyos elementos de interés son la portada de arco de medio punto de sillería y la espadaña de un cuerpo, y se cambió la advocación de su titular.


Palacio de los Fernández de Córdoba

Situado en Torrequebradilla y abandonado en la actualidad, fue mandado construir por Don Íñigo Fernández de Córdoba y Mendoza hacia la mitad del siglo XVII. Este palacio rural se articulaba en dos cuerpos, el superior como solana con pequeños y asimétricos huecos, y un cuerpo inferior de acceso, que se realizaba a través de grandes arcos de medio punto sobre sencillas pilastras que se prolongan verticalmente hasta el piso superior. La severidad constructiva, así como la austeridad ornamental, evidencian que fue concebido no tanto como emblema de la grandeza y poder del señor de Torralba y Torrequebradilla, sino como palacio residencial con la función de casa solariega para administrar tareas agrícolas y de pastoreo en campos y dehesas.


Pilares

Jornaleros y jumetos se refrescaban al regreso de la tediosa jornada en las cristalinas aguas del pilar redondo, recobrando la vida que es el cansancio les merma. Mientras entre cánticos populares y corrillos de abnegadas mujeres contando historias, se blanquean tersas sábanas en las pilas donde su gélida agua encallece sus manos.

 

 


 Museo Cerezo Moreno

Se trata de la principal y más valiosa fuente de riqueza cultural del municipio, está ubicado en el antiguo ayuntamiento, presidiendo la principal plaza de la localidad. Francisco Cerezo fue un pintor muy prolífico, al final de su vida conservaba gran cantidad de su obra en su propiedad. Fue en este momento cuando el artista ofreció toda su colección a la localidad de Villargordo, con la expresa condición de que se montara una exposición permanente de la misma. La colección la constituye un conjunto de oleos de distintas épocas (retratos, bodegones y paisajes) una muestra de doce dibujos a plumilla y una serie de oleos sobre tabla con escenas costumbristas del pueblo de Segura de la Sierra. Este Museo, debido a su valor artístico, se ha convertido en un referente de la pintura en la provincia de Jaén y en toda Andalucía.


 Iglesia de Vados de Torralba

Representativa de la arquitectura de colonización de la posguerra, construida en  los años 50 según proyecto de Víctor López Morales. Su planta es rectangular y su interior espacioso. El presbiterio se caracteriza por paredes blancas con mural central de grandes dimensiones y estilo de arte figurativo, donde se representa la anunciación de la virgen. Exteriormente las paredes están blanqueadas y a las puertas se encuentra la plaza de la constitución. También son características sus vidrieras laterales y sus cruces en la fachada, así como su gran torre, símbolo de las tradiciones de Vados de Torralba.


Nuestras fiestas

En Semana Santa un total de siete hermandades recorren las calles de Villargordo, durante los siete días de su duración, englobando un total de casi ochocientos cofrades que participan activamente en los desfiles procesionales. La antigüedad de algunas de estas cofradías se remonta al siglo XVI y XVII, como en el caso de las de la Santa Cruz y la Vera-Cruz, incorporándose a lo largo del XVIII la de la Virgen de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno, con una historia llena de altibajos pero con un resurgir a partir de 1991, cuando se incorporan la Esperanza, el Santo Entierro, la Borriquilla y el Resucitado. Los pasos de las diferentes cofradías, con estilos muy variados y diversos, aportan un rico patrimonio imaginero que comprenden tallas del siglo XVIII de la escuela granadina, como la Virgen de la Amargura, y contemporáneas de la escuela granadina de Sánchez Mesa, en el caso de la Virgen de los Dolores, obras del cordobés Francisco Romero, autor de la Virgen de la Esperanza y del Cristo del Gran Poder, y de la escuela imaginera gaditana como un San Juan Evangelista de Luis González Rey. Un completo bagaje de insignias, orfebrería, talla y bordados se distribuyen en estas procesiones, en las que los diferentes cuerpos de costaleros participan activamente de estas manifestaciones religiosas en la calle. Muy emotivas son las procesiones de la madrugada, con el tradicional “encuentro” en la plaza de la Iglesia, y la procesión de la Soledad en la tarde-noche del Viernes Santo, por su austeridad y silencio, en la que se han recuperado estilos primitivos como la Cruz de manguilla, el muñidor y la túnica de cola con faja de esparto. La Semana Santa villargordeña posee además un repertorio musical propio formado por varias composiciones del comandante Martos Calles.

En el mes de mayo se celebra la “Fiesta de las Flores” en honor a la patrona de Villargordo, la Virgen del Amor Hermoso, con una animada Semana Cultural y verbenas nocturnas centradas sobre todo alrededor del paseo. En julio la bajada y subida desde su ermita hasta la iglesia parroquial del patrón, el Cristo de la Salud, congrega a gran cantidad de villargordeños en torno a su imagen devocional, repitiendo cada noche del 28 de julio los tradicionales “pesos” delante del trono, donde niños y mayores son pesados en una balanza romana para luego donar la cantidad al precio del trigo durante ese año.

Celebra Villargordo la víspera de San Antón -el 17 de enero- las tradicionales lumbres con la anochecida, donde se pueden saborear chorizos y morcillas caseras alrededor de la lumbre, para luego, al día siguiente, dar las típicas “vueltas” alrededor de la ermita para implorar la protección del santo sobre los animales domésticos.

En Torrequebradilla, por su parte, se celebran fiestas patronales en honor de San Marcos, siendo costumbre procesionar el 25 de abril, festividad del santo evangelista, junto a las imágenes de San Marcos y San Francisco de Paula, un gran roscón elaborado con almendras y decorado con cintas de colores, que una vez concluido el cortejo es subastado y degustado por los presentes.

En cuanto a las canciones y danzas folclóricas documentadas en Villargordo, el ciclo navideño ha aportado gran cantidad de villancicos y romances tradicionales, mediante los que los villagordeños, organizados en grupos, iban solicitando el aguinaldo por casas y cortijos. Otro amplio grupo lo constituyen las saetas, interpretadas en Semana Santa, con letras ingenuas y sencillas, y las canciones de trilla y siega interpretadas en las eras. Los romances, muy numerosos, eran aprendidos sobre todo por la tradición de los romances de ciego que eran escritos en pequeñas cuartillas. Otro amplio grupo de coplas eran interpretadas en las fiestas de Carnaval, celebradas en el interior de las casas, siendo junto a las coplas aceituneras las más picarescas e irónicas. En cuanto a las danzas una de las más interpretadas era el “bolero antiguo”. Con sólo música, su origen se remonta al siglo XIX y se bailaba en los remates de aceituna y en las celebraciones de bodas. Otra modalidad son las canciones de corro, que se bailaban alrededor de las lumbres de San Antón, con cientos de coplas cantadas entre mozos y mozas, que se picaban en ironía y gallardía.

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